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Tragedia de los «commons» y el petróleo en Venezuela, la verdadera historia de una muerte anunciada.

tragedia de los comunes y el petroleo venezolano

El Estado y los “commons”: derechos de propiedad difusos.

Cuantas veces Ud. oyó, leyó, ¿que Venezuela era un pais rico? Acaso Ud. se creyó ese cuento…abajo discutimos con Ud. porque todo ha sido un gran engaño y hoy Ud. es más dependiente de una limosna del Estado, si compara con los últimos 20, 30, etc. años.? Esto se lo oyó recurrentemente a los politicos, ¿que Ud. era dueño del petroleo como todos los venezolanos?

Cuantas veces oyó que alguien le decía que el petroleo era de la Nación y que como todos somos la nación, ergo, ¿somos dueños del petroleo…Preferiría Ud. que el petroleo fuese suyo en título y de libre transferencia uso usufructo y disponibilidad? Y ha pensado porque no lo es, y porque los politicos han luchado para mantenerlo a Ud. lejos del petroleo leyendo u oyendo el cuento que es mejor que sea suyo y el gobierno le sirva una limosna del petroleo y todos seamos ricos.

¿Y hoy, en el vértigo de ese colapso de la industria petrolera, en algún punto de esta historia llego a pensar el porqué, al final de 100 años de producción de petroleo, todo explotara como una burbuja y lo dejara a Ud. Empobrecido con una mano adelante y otra atrás? En el artículo tratamos de discutir porque esas mentiras son en realidad una gran tragedia que sufre todo conglomerado humano que se siente dueño de algo, como Ud. lo sentía del petroleo, eso lo oyó durante toda su vida, cuando en realidad no era cierto.
 

El «común» se refiere a los recursos dispuestos por la naturaleza o el propio hombre en disposición de bienes “comunes”, es decir, bienes o recursos que aparecen en el espacio compartido, región, pais, Estado, un espacio delimitado o no, legalmente para uso y usufructo de la “comunidad”, pero en los hechos, poseídos por todos, sin derechos de propiedad, en todo caso, difusos.

Este hecho nos amplía su definición y acción, dado que, en la realidad, los recursos de todos son recursos de nadie, y en muchos casos, por confiscación por parte de un Estado-Gobierno, dado el incentivo fiscal de estos en extraer renta -fiscal- de esos recursos que pasan a posesión del Estado/Gobierno, bajo la fuerza y el poder coercitivo que la política los dota. Esta circunstancia político-institucional constituye las base del Estado dueño y propietario y que en relación al petróleo denominamos PetroEstado.

Para esta discusión utilizamos la fuerza argumental axiomática y cierta con abundante evidencia empírica, de la teoría económica, recogida en diferentes áreas que explican la economia política de la apropiación de renta, de los derechos de propiedad y el rol de las instituciones. La Escuela de Chicago y la economía política de los recursos naturales renovables, del selección publica, -Public Choice- y el comportamiento del “capturador de renta” -rent seeking- y reglas constitucionales que lo permiten o lo impiden, de la teoría del Estado de T. Hobbs y la economia política de negociación, de la teoría de los derechos de propiedad y el crecimiento económico de Demsetz, para nombrar las fuentes de toda esta realidad socio económica que ha costado, un mal uso, o ninguno, del conocimiento en la sociedad (Hayek).

En los párrafos que siguen trabajaremos y discutimos, de una propuesta teórica a otra, como cualquier análisis económico que requiera de la teoría económica para predecir estos fenómenos económicos, y en general cualquier camino que tome un análisis económico, el centro metodológico, lo constituye la teoría económica, y en este caso de la tragedia de los ‘commons’ de Garret a Ostrom.

Esta condicion es corriente por recursos particularmente el subsuelo en búsqueda de recursos naturales capaces de generar un ingreso cuyo destino es el Tesoro, el fisco, pero su naturaleza jurídica esa propiedad del subsuelo, genera derechos de propiedad difusos, en virtud que el Estado per se no define propiedad excluyente como si lo define la propiedad privada.

Esos derechos de propiedad difusos son asumidos en nombre de todos, lo cual le permite crear mecanismos de apropiación de una potencial renta por vías no arbitradas o sin compensación social. Estas se convierten en externalidades o costos de transacción generados por grupos de interés, que como rent seekers, capturan a través de esos mecanismo que no poseen mecanismos de compensación social.

En otras palabras, son recursos apropiados sin arbitraje ni mercado, sino a través de mecanismos de captura desinstitucionalizados, en relación al funcionamiento del sistema de instituciones que hacen que la propiedad privada sea el eje de la distribución de la riqueza, capital y/o trabajo. Mientras que la llamada “propiedad estatal” se convierte en el eje redistributivo -downstream- a través del gasto público. Es esa actividad redistributiva la no está normalizada por la sociedad, por el contrario, la asignación de recursos es por lo general bajo el régimen de confiscación, sea o no tributario.

La tragedia y los derechos de propiedad, el principio

Asi, los derechos de propiedad constituyen la forma como los individuos organizan el uso, usufructo, disponibilidad de los recursos en su poder para maximizar el valor de sus derechos económicos sobre esos recursos. La propiedad privada y otras organizaciones son el resultado de acciones deliberadas de la gente. En la tradición de Coase, el concepto de las economías de los derechos de propiedad nos ofrece una teoría económica unificada para tratar el consumo, inversión, intercambio, tratando en conjunto lo que por lo general esa formación de derechos y organizaciones aplicadas que la teoría económica tradicional nos ofrece. Las economías de los derechos de propiedad de individuo(s) sobre activo los definimos en adelante como su capacidad para obtener ganancias -lucro- de los activos por consumo, inversión e intercambio.

A este distancia podemos entonces definir al Estado en esta dirección metodológica, que nos muestre la relación entre propiedad definida privada y la propiedad de derechos difusos que el Estado como institución puede ofrecer, -y no un óptimo aun- que dependiendo de las fundaciones del mercado como institución dependerá su relación con el Estado y en el largo plazo, la relación de bienestar individual y colectivo, bajo el uso de los bienes que el Estado -quienes controlan esa enorme máquina de coerción, la política- define poseer, administrar y producir.

En la tradición anglosajona y centroeuropeo, la visión económica del Estado más simple es la de que el Estado/Gobierno que impone el cumplimiento de los contratos y derechos de propiedad y provee bienes públicos como la ley, por ejemplo, seguridad, etc. Podemos observar que en esencia, ello al mismo tiempo trae un serio problema en el rol del Estado, porque con el amplio poder coercitivo, que regularmente posee, para garantizar los derechos del individuo, es muy probable que ese poder coercitivo – y es el caso de Venezuela- sea utilizado – y Venezuela es el magno ejemplo- ejercer ese poder para retener protección y/o confiscar riqueza y propiedad privada, subvirtiendo las fundaciones de una economia que es natural de mercado, convirtiéndose en un Estado que produce bienes utilizando su poder para expropiar recursos y empresas.

Digamos para entrar rápidamente en materia, por ejemplo, que las aguas de riego, lagos, espacios electromagnético, bosques, tierras, subsuelo, etc., trajo un regimen de derechos de propiedad -de todos- en poder de un Estado, es decir, derechos de propiedad difusamente diseñados. Observando ese fenómeno, y ya en el ocaso del feudalismo, Hobbs en su Leviatán, escrito hace más 400 años, ya vislumbraba este caso de los derechos difusos, “el hombre en su estado natural es un salvaje, necesita el “monarca “que le acomode su estancia por estos mundos- Hobbs planteaba esto como ciertamente un “problema”.

La tragedia de los “commons”: el Estado propietario y productor difuso dueño de nada

 

Con esta rápida introducción podemos entrar en el concepto de la tragedia de los commons -de los comunes, de la propiedad que se trata como de todos, es decir, en los hechos de nadie. Según, el biólogo Hardin, la «tragedia» ocurre como el resultado que todos disponen expresado en la libertad -especie de derecho fatal- para aprovecharse del recurso o del llamado bien común. Ello crea un falso dilema expresado en el uso óptimo de bienes -no necesariamente públicos- pero en la dimensión de bienes explotados por todos.

Asi podemos entonces generalizar y extender el concepto en términos de teoría económica dirigidos a los recursos llamados naturales renovables o no, pero bajo condiciones indefinidas y difusas de derechos de propiedad, que, bajo el resguardo fiscal, el recurso convertido en commodity, fluye como ingreso al Estado/Gobierno, su propietario difuso -fiscal- con el objetivo de ser redistribuido en bienes comunes a todos sus usuarios, o si lo prefiere, llevándolo al extremo del concepto, en o como propiedad de todos genera un conocido síndrome que expresamos como la tragedia de los commons, “lo que es de todo es de nadie”. Ese es específicamente la regla de las diferentes versiones del socialismo, y en el caso venezolano, la acotación es importante porque nos lleva rápidamente a constatar algunas importantes regularidades estadísticas que nos muestran en un periodo largo de historia económica como el pais en el Continente con mayor vocación a sostener el socialismo como manera de vivir.

En Venezuela, por ejemplo, mientras la mayoría de los países en el área buscaba grandes reformas económicas y politicas que pudieran despegar la cultura del gran Estado, marchaban en sentido contrario. Por ejemplo, para 1979, después de un fuerte crecimiento del Estado en el total de la economia durante el periodo de la Gran Venezuela, (1973-1978) dado el considerable ingreso petrolero, el PIB repartía cercea de 27% en propiedad estatal; para 1999 fue el 29% y para 2019 las dos terceras partes (66%). Estos números hablan de un pais que se conduce en sentido contrario a la historia. Hoy Venezuela es un pais en ruina, a la intelligentzia le ha costado comprender que cada 1% del PIB de crecimiento del Estado en la repartición del PIB, pertenece a la sociedad, a el ámbito privado, acompañado con ello un proceso de empobrecimiento único en el Continente.

Por ello y en relación a nuestra discusión con el síndrome de la tragedia de los commons en la mano, podemos afirmar que uno de los pael pais con mayor intensidad de ese fenómeno de la propiedad de todos en manos del Estado que es contrario a la propiedad de todos es Venezuela y que se extiende desde economías en el suelo, en el subsuelo, en el espacio electromagnético, en aguas, electricidad y energía, bosques, y otros espacios referidos como commons el desiderátum encontrado es propiedad del Estado con la premisa falsa de propiedad de todos, el principio de la Tragedia de los Commons, cuyas características, funcionamiento ha impactado negativamente en el nivel del venezolano por decadas.

Hoy embotellados en esa historia no aparecen los reformistas que hayan aprendido que el sistema de vida por decadas es el sistema social y económico escogido, pudiera extenderse largamente, como ha ocurrido en África, por ejemplo, es el camino que la dirigencia política y la intelligentzia -al parecer- escogieron para Venezuela con el consenso diabólico de los venezolanos. Asi está escrito y al pie de la letra el Constitución Bolivariana de 1999 el gobierno en esos años busco eliminar constitucionalmente la propiedad no Estatal, privada. A partir de alli, los derechos de propiedad pasarían a la dimensión fiscal que es como se realiza el recurso convertido en commodity, como ingreso fiscal.

Por ejemplo. En el área de los hidrocarburos y que se extiende a otros sectores, el articulo 12 es único en el mundo, la mayoría de las Constituciones en el área dejan un hueco abierto para privatizar y entregar al mercado opciones que el gobierno renuncia a ellas, por una sencilla razón, inteligentemente se considera que el gobierno puede ser propietario, mercadear esos derechos ya no difusos sino en propiedad privada y luego dejar que la produccion de esos bienes sea arbitrada por el mercado, USA, Inglaterra, Noruega y muchos países en el mundo así lo han preferido, sus presupuestos no dependen del flujo fiscal generado por ese commodity, sino de los impuestos de la gente.

Quienes ya en 1945 pensaban en extender en la inmensidad del tiempo la posibilidad de privilegiar el acceso al flujo fiscal, los revolucionarios del 1945, civiles y militares, Betancourt y Perez Jimenez pensaban en mantener el ingreso fiscal hasta el término del recurso. El escenario es la astringente dimensión de la tragedia de los comunes la que hoy vemos con la industria que lo produce en ruinas y las dudas grandes que el recurso que pueda ser comercializado sea competitivo, La caída de la produccion, agotamiento físico, decaimiento y declinamiento de la produccion no es desde luego únicamente por ineficiencia y corrupción de una clase política, es un error esa concepción, pero está muy regada en el grupo de hombres que crecieron con la PDVSA de 1975, el operador de la tragedia de los commons, y hasta el convencimiento que les permite entre ellos denominarse meritocráticos. ,Regresemos al título de esta nota.

¿Cómo administramos recursos que parecen pertenecer a todos?

Comencemos con un concepto, derechos de propiedad., Hasta ahora ha dominado la creencia que los recursos que son de todos aparecen en propiedad del Estado y en propiedad de nadie, derechos de propiedad no definidos, difusos. De hecho y de derecho los del segundo orden, océanos mares, rios, espacio, no pertenecen a nadie, excepto aquella franja de mar territorial, y en lo que respecta dentro de las fronteras nacionales, rios, mares, lagos, espacio, aparecen en casi todo el mundo como recursos del Estado, los que se puedan explotar, lo que varía entre países son los derechos de acceso y los derechos de quienes explotan el subsuelo de su propiedad.

En este respecto, esos recursos -en marco de potenciales commodities- tienen más presencia política que jurídica, pertenecen ideológicamente a todos, que el canto constitucional, pero esta no paga ni expide cheques ni compra ni vende, de eso se encarga la Republica a través del gobierno, por lo que los derechos de propiedad que se expresan políticamente son por definición difusos, porque como son “propiedad de todos”, son efectivamente de nadie, no hay expropiación privada, al menos por via violenta y contra la ley, y que protege la propiedad de cada uno de sus ciudadanos, son poseídos por el Estado, de alli la difusubilidad de sus derechos de propiedad. Esos derechos de propiedad difusos caerían entonces en el marco de lo que referimos como tragedia de los comunes.

En ese sentido ajustamos el concepto de comunes, al expresado en párrafos anteriores, lo cual nos lleva a entender por comunes aquellos bienes del Estado administrados o bien por empresas estatales, como sociedades anónimas, y a disposición por mandato o sin mandato del gobierno para el uso y usufructo de todos, parques, aguas, en todas sus formas, etc., espacios, tierras baldías, etc. La violencia coercitiva del Estado se palma en la constitución, que al final se convierte en un juego político aprobado por todos los ciudadanos coercitivamente, porque como potencialmente esos recursos empresas generan recursos monetizados, los incentivos de quienes controlan el Estado y el Gobierno, derechos de autor de la Constitución, irían por la ruta de maximizar ese flujo de ingreso que va al Tesoro, el gobierno de la Republica.

La tragedia, el crecimiento económico y “conservar el petroleo”

El concepto inicial de la Tragedia de los Comunes (Garret) se refirió a las reservas de alimentos naturales, recursos energéticos fósiles, mares pertenecen ‘por acción divina’ a todos, sin embargo, no están protegidos por nadie y por ello la protección de esos recursos aparentemente comunes no gozan de la protección legal de individuos ni Estados, tanto en nacional como mundial. El concepto lato preocupa o define una situación aparente en la cual los recursos del planeta estaban bajo fuerte presión poblacional y llamo la atención a crear mecanismos de protección, Garrett parecía estar invocando a las probables limitaciones al crecimiento por escasez de recursos, algo que ideológicamente se planteó en los 70’s como una barrera al crecimiento, es decir, ¡¡el crecimiento económico estaba restringido a bienes o recursos que se agotarían!!

El tiempo y el enorme crecimiento y caída de la pobreza mundial desde los sesenta hasta hoy pudo revertir ese supuesto, lo cual llevó a reconsiderar el concepto de comunes, y así mantener la tragedia de los comunes esta vez por déficits de propiedad y derechos de propiedad, es decir, lo que es todos no es de nadie, el concepto de Garrett mutaba en esa dirección, lo cual llevo a Garret a proponer la definición de derechos de propiedad para así diluir la tragedia.

En la década de 1960, el ecologista Garrett Hardin invocó la analogía de un «común» en apoyo de su tesis de que a medida el crecimiento poblacional se mantuviera aumentaría la presión sobre los recursos -naturales- finitos tanto a nivel local como en particular global, con un resultado aparentemente inevitable de sobreexplotación, léase ‘límites al crecimiento’ concepto que la historia demostró que los que promovían esa tesis se equivocaron.

De hecho, JP Perez Alfonso proclamaba la conservación del petroleo para “futuras generaciones”, un gran error económico de Pérez Alfonso, o quizás una premonición que resultaría y así está demostrado internacionalmente, el recurso en poder del Estado se agota, por una simple razón, en propiedad de los Estados el recurso no es explotado con parámetros económicos naturales de mercado de manera científica, sino para acomodar en su propiedad del Estado mecanismos de captura de un ingreso que se ha maximizado bajo la orientación de un ingreso fiscal, y no sobre el mercado libre, que permite ajustar costos y descuentos para poder enfrentar los ciclos de los recursos que se generan bajo este esquema depredador de maximización de ingreso fiscal.

Sharía, la Ley Islámica y el subsuelo: derroche y precios en la conservación del recurso

Con esa especie de “precepto” religioso en el islam, independiente del grado de aceptación de la Ley Islámica como eje central institucional del Estado, estados teocráticos o Republicas sostenidas igualmente en el marco de la Ley Islámica, coincidió y simpatizo Pérez Alfonso con el approach islámico respecto de los recursos en el subsuelo, de provistos por Ala y la relación de su dotación y perdurabilidad en el tiempo, para el reparto de las generaciones siguientes. Como en Venezuela, el islam eje religioso de la mayoría de los países del Medio Oriente donde, el Estado – sean monarquías y republicas- tienen la propiedad, por mandato de Ala, sobre el subsuelo y sus recursos.

Ese precepto religioso constituye la base de la Ley Islámica, el Sharía, donde derroche conjugado con agotamiento aparecen como “pecados“. En Venezuela privaba y priva un precepto similar que “protege” políticamente y hoy constitucionalmente los recursos del subsuelo como propiedad del Estado; en ese marco religioso institucional nacería la OPEP como todo proyecto islámico sobre los pilares de la Ley Islámica, el Sharía en la disposición de no entrar en el sistema, según ellos del capitalismo, de derroche y agotamiento dejando fuera de la ecuación de reparto las futuras generaciones.

La relación de esta realidad institucional se presenta de manera diferente desde la óptica de la teoría económica de la tragedia de los commons, ya que la propiedad del Estado se ejerce -en los casos tanto religioso como político, como explicamos arriba en el párrafo, derechos de propiedad difusos que hace que el recurso se administre , si ese fuera el caso, o se explote bajo la premisa de una propiedad de todos o de la “nación” reproduciendo el síndrome, como lo hemos denominado, de la tragedia de los comunes. Con esa referencia volvemos a Garret y Ostrom acotemos que el llamo a este fenómeno “natural la «tragedia de los comunes».

La tragedia de los commons y la presión fiscal del dueño en nombre de todos

Y en nuestro pais toda una vida de un recurso en poder y propiedad del Estado y según algunos de la nación -un subterfugio ideológico para esconder su visión totémica del petroleo, debe ser del Estado. Mas de un siglo después y con abundante petroleo, no es exagerado que por lo menos los que estan en el cinturón bituminosos pesado quedara mucho en el subsuelo, pero se está agotando con velocidad en el suelo…su produccion.

Veamos que la propuesta de Garret explica específicamente que un aumento de la población crea una mayor presión sobre los recursos limitados, lo que pone en peligro la sostenibilidad del propio planeta. El concepto evolucionario con el tiempo y ganaría trascendencia al reconocerse que mientras un recurso sea explotado con parámetros económicos, si algo está garantizado es su ‘dotación” por siempre. Asi llegamos a un estadio donde los recursos de la tierra, en el suelo y en el subsuelo deben estar sometidos a las reglas del mercado para que sea el propio individuo quien defina las limitaciones ambientales, en términos de ganancias y pérdidas, o costo beneficio.

De esa manera, tal cual como Carl Menger pudo resolver la paradoja del agua y el diamante, así ha ocurrido con la “tragedia de los ‘comunes” Si volvemos a traer el caso venezolano podemos sin temor concluir que un recurso del subsuelo como el petroleo en poder del Estado como fuente de ingreso fiscal, explotado bajo el equivalente de maximizar la renta del petróleo, el ingreso fiscal del recurso, es un camino a aquel se agote, su produccion se agote, aun quedando en el subsuelo como recurso pero prohibida por la presión fiscal en un recurso agotado bajo el criterio de maximización de renta, y ello independiente, que su costo de producir crezca, lo cual no importaría el mecanismo del mercado y precios garantiza un equilibrio

Debido a las economías de su explotación bajo racionalidad económica, el precio sube la produccion se incrementa, el precio baja, la produccion cae, y la tecnología se encargará de reducir los costos de salida al igual que abaratar los costos de entrada. Este proceso de innovación tecnológica es natural del ciclo económico, el objetivo es la disminución de los costos marginales. Esas son las condiciones económicas básicas que definen el mercado de commodities donde precios y valoración del recurso convertido en reserva se mueve por condiciones de lucro bajo esquemas naturales de propiedad, me refiero a una industria donde los derechos de propiedad privada remitan productividad y rendimiento sobre la base de un esquema incremental que le es natural, repartimos.

La tragedia en Venezuela

En el caso donde tipificamos la tragedia de los commons, de benes declarados comunes, como el petroleo en Venezuela, los incentivos económicos no son los que mueven su realización en el mercado, el Estado a través de la Republica o el gobierno, su principal, dispone de un principio político ideológico donde el “bien “común se realiza por via fiscal, el incentivo de realizarlo es en esencia fiscal y esa diferencia es la señala el reparto del bien común, de todos, por via redistributiva, el subsidios transferencias y gasto público.

En este caso el ciclo de rendimiento está definido por el manejo de la produccion, sindicalizada, que permita que los preicos serán interferidos por la política buscando maximizar la renta o ingreso, definido fiscal en esta tragedia, lo cual se alcanza manipulando preicos, reduciendo produccion, reduciendo inversión.  La tragedia la define el bien común, y desde luego sus economías se fracturan.

SI observamos aguda en los eventos ocurridos con el petróleo venezolano desde 1958 a la fecha podemos ver claramente, la tragedia, por sé el recurso común, representado y repartido bajo propiedad estatal sin derechos definidos correctamente, donde durante más de 50 años el signo de rentabilidad y productividad es la disminución marginal de la productividad del negocio, precisamente por desinversión para maximizar el ingreso fiscal petrolero, requerido para incrementar la renta petrolera común per cápita, dependiendo de los precios como mecanismo o palanca de maximización del ingreso fiscal petrolero.

Dejemos claro que maximizar renta no es lo mismo que maximizar ganancias o utilidad, la renta se puede maximizar con caída de la producción, tanto relativa como absoluta, ese es el falso dilema creado por los patriarcas petroleros desde 1945, politicos Romulo Betancourt y fiscales -que es tambien político- decisiones económicas con sentido fiscal, quienes crearon el esquema conservacionista, que tendría una representación ideológica que la cultura trágica del venezolano, que miraba al petróleo como un windfall fiscal que le mejoraría su bienestar. Este l esquema ideológico sobre el cual descansaban decisiones económicas, fueron el principio del fin.

Solo una muestra, con el preaviso nacionalizado en los sesenta, el incremento marginal de la produccion y sus menos costos marginales, la produccion subió al pico histórico en 1971 de 3.7 millones de BD, y precios relativamente estables, en otras palabras, los concesionarios exprimieron la productividad de sus inversiones, las cuales fueron dosificadas hasta que se anunciaron las leyes nacionalizadoras. Los concesionarios lo avisaron, pero el engaño fiscal funcionaba y el cual pudo con el pensamiento económico de Mayobre, una especie de salto atrás, la nacionalización traería una caída en la renta, en la produccion, y en el deterioro de la industria, el proceso de descapitalización -el ingreso se fue al fisco y no a reemplazar reservas, pese a que estas crecían.

El curso de la tragedia de los commons en la Venezuela petrolera

Acá estuvimos en directo el impacto de la tragedia de los commons, desde el mismo inicio de ese ciclo. El error más grande del siglo XX se cometería y la economia le pasaría la respectiva factura en el mediano plazo. La lógica de la tragedia dibujada en estos años, se vio claramente con el intento de retorno de los inversionistas extranjeros para alumbrar un proceso de apertura que complementaba la tragedia ya que el esquema o marco jurídico que define los derechos de propiedad del inversionista en esos ventures, los debilitaba, a tal punto que con la repolitización y constitucionalización del negocio en 1999 con la nuevo rule of law donde se fulminaron finalmente los derechos de propiedad en los ventures con privados e no privaos extranjeros dispuso que el nuevo regimen intensificara el modelo de maximización de la renta, ahora bajo objetivos politicos directos de un ingreso petrolero que fue declarado por la constitución como ingreso fiscal a nivel de boca de pozo.

El cuadro de la tragedia estaba completo, el horizonte era definido y la tragedia estaba anunciada. En un artículo que escribí en mi columna del Universal en febrero 2002, discuto la hipó tesis de un gobierno que en realidad no tiene interés en PDVSA, sus planes pasaban por encima de PDVSA, su trabajo lo puede hacer otro. En términos de racionalidad económica llamanos maximización de la ganancia, la cual requiere para ser efectiva derechos de propiedad privada, la condicion institucional que garantiza que la racionalidad económica explicada arriba opere sin intervención de la política. De lo contrario Venezuela es el mejor ejemplo en siglos de la tragedia de los comunes.

Busquemos una analogía explicada no solo por la economia sino ambientalistas no conducidos por estereotipos ideológicos, el caso del agua. Veamos este ejemplo, el desierto Sahara ha crecido en todas sus fronteras cardinales, la razón la escasez de agua, no la ocasionada por las sequias de la “naturaleza” sino por la mano del hombre que viviendo en condiciones cuasi primitivas no aprendió que la única manera de salvaguardar el recurso de la tierra era sometiéndola a reglas de arbitraje y mercado.

Como el agua era gratis, y el hombre de esas latitudes era alimentado desde los cielos con aviones que dejaban caer alimentos y otras cosas, el hombre pensó que no lluvia, era porque los aviones no traían el agua, la escasez de esta por falta de análisis de costo beneficio destruyo el equilibrio, la fauna y la flora se fueron destruyendo y el agua dejo de caer del cielo, no de los aviones que podrían haberla traído sino enviada por un Dios. Probablemente, los egipcios una cultura superior en sus tiempos dedicaron siglos a sostener la distribución del agua en función de las economías agrícolas de su civilización, y en un parco de esclavitud sobrevivir con agua y alimentara una cultura con un agua distribuida como criterio de escasez.

Esta situación es la que nos trae entonces la tragedia de los comunes, más tragedia por comunes que por explotación racional por parte del mismo hombre, medio ambiental que nunca se pudo crear en un entorno primitivo donde reyecitos tribus, corrupción, y malas políticas, crearon esa condicionad de mundo salvaje donde nada crece de esa tierra.

Una cosa que Hardin pasó por alto es que el proceso político a menudo reproduce la misma dinámica económica que fomenta la tragedia de los comunes – una dinámica fomentada por la capacidad de capturar los beneficios concentrados mientras se dispersan los costos. Al igual que el pastor que tiene un incentivo para sacar aún más un animal para pastar, cada grupo de interés tiene todos los incentivos para buscar beneficios especiales a través del proceso político, mientras dispersa los costos de proporcionar esos beneficios al público en general. Así como ningún pastor tiene un incentivo adecuado para retener al pastoreo de un animal más, ningún grupo de interés tiene un incentivo adecuado para renunciar a su turno para obtener beneficios concentrados a expensas públicas.

Ningún grupo de interés tiene un incentivo adecuado para poner los intereses del todo por delante de los intereses de unos pocos. La lógica de la acción colectiva desalienta las inversiones en políticas públicas sólidas al igual que desalienta las inversiones en una buena administración ecológica. Esto, además de la omnipresencia de la búsqueda de rentas especiales, explica muchas de las fallas de la regulación centralizada. Así, a pesar de las ganancias ambientales de los últimos 50 años, todavía quedan desafíos reales, y la tragedia de los bienes comunes sigue estando con nosotros.

Derechos de propiedad privada y la contención de la tragedia

Como Hardin reconoció, donde los derechos de propiedad están bien definidos y seguros, la tragedia de los bienes comunes es menos probable para cada propietario tiene un amplio incentivo para actuar como administrador, cuidar el recurso subyacente y evitar su uso excesivo, tanto para ellos como para otros Quienes pueden valorar el recurso subyacente. De esta manera, la institución de los derechos de propiedad «nos impide agotar los recursos positivos de la tierra».

Hardin no era del todo optimista acerca del potencial de los derechos de propiedad para evitar la tragedia de los bienes comunes en muchas áreas porque temía que sería demasiado difícil definir y defender los derechos de propiedad sobre los recursos ecológicos amenazados, en particular contra la amenaza de contaminación. Una cosa es postear y cercar terrenos privados. Otro para demarcar los derechos de propiedad en el aire o el agua. Sin embargo, hay mucho más potencial aquí de lo que comúnmente se realiza. Las tecnologías mejoradas y una mayor comprensión de las condiciones ecológicas hacen posible concebir o derechos de propiedad hoy en día, donde una vez que eran el material de la fantasía ecológica.

La búsqueda de la identificación y ampliación de los derechos de propiedad en los recursos ecológicos será difícil, pero los beneficios potenciales son grandes. Entendemos la importancia de los derechos de propiedad para la prosperidad económica, pero también estamos empezando a entender la importancia de los derechos de propiedad para la sostenibilidad ecológica. Lo que estamos aprendiendo es que donde las instituciones basadas en la propiedad pueden adaptarse a los recursos ecológicos, las prácticas más sostenibles tienden a resultar (y en mi siguiente post daré un ejemplo concreto).

La importancia de los derechos de propiedad para la conservación del medio ambiente no es una idea nueva. Estaba en el centro del movimiento conservacionista americano temprano. Después de todo, fue la institución de los derechos de propiedad lo que permitió a las primeras Sociedades Audubon publicar reservas privadas para proteger a las aves de los cazadores que buscaban recoger sus plumas para los sombreros de las mujeres. Fue la institución de los derechos de propiedad lo que permitió a Rosalie Edge convertir Hawk Mountain de un lugar de caza en un santuario de aves.

Es la institución de los derechos de propiedad que permite a los fideicomisos de tierras grandes y pequeños, desde la Fundación de la Pradera Americana hasta la Reserva de la Reserva del Oeste para proteger lugares preciosos. La necesidad de día es seguir avanzando más allá de la propiedad en la tierra y adoptar instituciones de propiedad a una amplia gama de recursos ecológicos para que las instituciones de propiedad pueden tener la oportunidad de tener éxito en aquellas áreas donde la coerción mutua, mutuamente acordado ha fracasado.

La tragedia de los comunes es una teoría económica que explica una cierta situación dentro de un sistema de recursos compartidos y en el que usuarios individuales que actúan independientemente según su propio interés propio -sin que él sea compensado socialmente via preicos y mercado, es decir, arbitrados, se comportan en contra del bien común de todos los usuarios al agotar ese recurso a través de su acción colectiva. Se puede concluir de ese análisis de costo beneficio que la carencia de arbitraje y propiedad privada, el mecanismo e depredación explicado en ese párrafo anterior es puesto en ejercicio por inexistencias de las instituciones que establezcan que la relación entre productores y consumidores debe ser arbitrada en un mercado de manera que ello impida una voluntaria y masiva depredación que llevará a economía perversas inducidas, escasez fenómeno que se genera al cerrar el campo a la racionalidad económica.

Es una teoría económica que explica determinado enrono donde los recursos son generalmente del Estado, pero no necesariamente, por ejemplo, alta mar y la fauna de atunes, o en propiedad del Estado como el petroleo, y tomo este recurso por lo emblemático para nuestra representación de lo que entreoirá compartimos. Y lo del petroleo en propiedad del Estado suele confundirse como propiedad de la nación, siendo este un ente que existe solo en el imaginario de un conglomero con ciertas características, intereses y esperanzas comunes.

Así el petróleo seria de la nación y esta son sus habitantes, ergo el petroleo es de sus habitantes, pero falso, sin embargo., el Estado/gobierno asume ese rol representativo y la política, la actividad que muestra el mercado donde los hombres compiten por la representatividad de un determinado grupo y que ello de acceso al “poder” y por lo tanto a admite mostrar lo que es de todos, acá forzamos un poco y podremos extraer el común, (the commons) de algo que es de todos, así existan reglas construidos por unos que actuando como renta seeker, aunque no lo asumen suyo, muestran una licencia para hacerlo. Aunque se nos corre un poco en la analogía, reestablecemos el común, más allá que entre el recurso y nosotros haya o no haya reglas de competir.

El recurso es de todos, el commodity lo confisca el Estado y lo cobra el Tesoro; es decir, la política

Buscar ese común, mediando una organización económica y política como PDVSA una empresa del Estado (de alli la falacia de ‘todos’ para todos) no se pierde la característica de todos, Sin embargo, se establecieron reglas según las cuales, la renta del recurso se redistribuye (no confundir con distribuye) y luego como es -supuestamente- de todos, la redistribución o el reparto se hará en nombre de todos.

Esa fue la técnica inaugurada por Keynes y descrita por el célebre economista italiano, P Shraffa, un intenso estudio del Keynes y su legado, quien se propuso a clarificar la razón del gasto público y su manejo político por parte del gobierno, y así, poder relacionar aquellas cosas de la teoría macroeconómica que aparentemente conectaban a Keynes con Marx. En este orden, el gasto público de Keynes tendría mayor efecto multiplicador que el incentivo de oferta con un Estado más pequeño -y menor gasto público, menor impuestos etc.- y la gente produciendo.

Sin embargo, las cosas bajo ese esquema de reparto, via gasto público, se irían por el mismo camino redistributivo a quienes en realidad constituyen grupos de interés que actuando en su nombre, sus propia intereses, los lleva a tocar los extremos, maximizar la captura de renta y agotarlo en nombre de todos; así, los commons, los bienes que vieron como un bien común se agotarían a través de su expresión en dinero y un mayor gasto fiscal proveniente de endeudamiento y de impuestos, o cualquier fuente de renta fiscal, como por ejemplo, la generada por los recursos del suelo o subsuelo de “propiedad difusa estatal” en representación de una propiedad de todos, en la tragedia de los commons, o bienes comunes, -no confundir con bienes públicos. En este orden, en su esquema de reproducción, presentada con casi un siglo de distancia por el mismo Marx, en los Grundisse; los parecidos eran interesantes según la visión de Shraffa.

Cualquiera podría concluir que en vista a esa conclusión arriba acotada de Keynes en su justificación de un crecimiento del gasto público que implica deuda e impuestos seria mayor que el ingreso tomado para pagar esa expansión del gasto público sería la misma que aseguraba según los esquemas petroleros de captura de renta desde 1945 hacerlo por renta fiscal petrolera, de un negocio cuya propiedad es el Estado. Esa teoría económica, que ponemos en Marx y Keyes sus ideas sobre el impacto positivo del gasto público, mayor con el Estado/Gobierno capturando directamente a través de sus derechos -aunque difusos- de propiedad sobre el recurso, commodity e ingreso fiscal que generaría la realización de los precios en el mercado internacional.

Agunas conclusiones: El Estado es la tragedia de todos

Ese mecanismo de captura y reparto se genera en la propiedad del Estado cuya fuerza coercitiva fue utilizada para expropiar, nacionalizar y convertirse en parte del juego, dueño y productor, conduce directamente al agotamiento del recurso, los incentivos de producir, trabajar y ganar, lucro, fueron derrotados por los derechos que el Estado con ese inmenso poder coercitivo impuso, como suyos, derechos de propiedad difusos, mal definidos.

Lo que es de todo es de nadie, es realmente lo que expresa la tragedia de los ‘commons’. Lo más normal que un ciudadano conocedor de esas cosas hubiese comprendido sin mayores problemas que el petróleo se comercializaría como ocurre con cualquiera, bajos los mismos parámetros instituciónales y lógica racionalidad económica que ocurriría en condiciones institucionales donde cuando la demanda sube, así lo hará la oferta – produccion- en términos de costos e ingresos marginales, en un punto donde el ingreso marginal pague su costo, la produccion de petroleo subiría y con ellos sus ingresos.

Eso se corresponde con el proceso natural de maximizar ganancias, que no se materializa en cualquier estadio institucional donde los derechos de propiedad no expresen su racionalizada económica. Un cambio institucional que transfiera los derechos de propiedad a la gente cambiaria el propósito de esos bienes llamados comunes administrados por el Estado como bienes comunes. Con el negocio en el mercado cambiaria su propósito al estar en propiedad no difusa en manos de la gente, individuos y empresas.

Esos propósitos y efectos serian diferentes cuando la empresa es propiedad -difusa- del Estado y aunque para aumentar la renta fiscal, la preferencia en incentivos se dirige hacia limitar la oferta y produccion e inversión para si dejar al Tesoro y el Gobierno con el excedente entre ambas realidades, Acotemos que la diferencia muestra desinversión y descapitalización de la infraestructura de produccion y servicios, lo cual se lee como empobrecimiento.

La historia de estos últimos sesenta años nos muestra esa realidad que llevo finalmente la industria a la quiebra y bancarrota y con la expectativa que ese comportamiento del Gobierno y PDVSA haya perjudicado las economías “naturales“ que trae el recurso en su camino a ser commodity. Lo que ha ocurrido en los últimos veinte años nos habla en ese sentido que la procesión dentro de la industria venia inclusive de muchos años inmediato a la nacionalización, en 1974. El objetivo político de nacionalizar en 1975 y el 2007 y 2009 se ejecutó por el mismo horizonte financiero y económico de los que gobernaban desde 1958. 

Pero esta cosa tan sencilla en sus economías no era aparentemente conocida por esos sabios de ayer. Por ejemplo, JP Perez Alfonso mandaba a conservar el estiércol del diablo junto con el petroleo., así habría menos petroleo para derrochar, el olvidaba que fue muchos años ministro del Petroleo. El otro, A Uslar Pietro, mandaba a sembrarlo, aunque era una parábola o una imagen, no expresaba a voz viva lo que debió decir, solo siembra el individuo su propiedad privada, los Estados no siembran, gastan y no crean riqueza, a esta la crean otros y el Estado los confiscale bien sea con impuestos o expropiando.

Y así siguiendo la lógica racional de un mercado, guiarse por un parámetro económico expresado como maximización de beneficios y no maximización de la renta petrolera, o maximización del ingreso fiscal y que ya sabemos que es lo ocurre cuando se maximiza la renta del petróleo, un curioso fenómeno no económico donde para obtener mayor renta no hace falta producir competitivamente lo que el mercado pide a precio de equilibrio, sino manipular políticamente los precios, -OPEP- en base a un mito de una ingeniería social y al costo de descapitalizar la industria, subiendo los precios y bajando la inversión, producción, se podría generar más ingreso fiscal apelando solo al cálculo de un acuerdo político y no económico entre los Estados dueños del petroleo y la política, una actividad pública que es financiada por el ingreso fiscal petrolero.

Con el tiempo y nadando literalmente en petroleo, lo que emerge es desinversión, con ello agotamiento y caída de la produccion. El punto de camino es la descapitalización, fue lo que administro la empresa del Estado por mandato del Estado y la Republica, estos y la política querían los recursos que la industria no utilizaba por diseño del modelo de captura de renta sobre precios y no sobre economías racionales y rentables.

Eso fue lo que hizo la meritocracia petrolera y la meritocracia política, ejecutivos, dirigentes y grupos de interés provenientes de la política arreglaban la historia, todos para uno, uno para todos, el conflicto de Agente y Principal un asunto que estudia la economía en análisis de contrato y diseño organizacional para una economía donde los individuos capturan riqueza creada por ellos y por otros a través de un mecanismo de compensación social y arbitrado en un mercado, desaparecida en medio de intereses alineados, los de adentro y los de afuera.

Con los anos después de la monopolización en el Estado (1975) y de tanto friccionar contra las paredes, se llega al punto y con la lengua afuera buscando rápidamente cambiar el juego y volver al capitalista petroleo internacional para que se meta la mano en el bolsillo e invierta a cambio de recibir una buena parte del negocio, evaluados a precios internacionales.

Al final lo de hoy, la muerte anunciada, y lo de anunciada es un cliché y una verdad, porque la `proyección de esas historia nos traería a este punto de una manera o de la otra, el camino se conocía, la teoría económica así lo hacía, nadie se daba por aludido, todos políticos y ejecutivos y dirigentes del petroleo en su juego experimental de ingeniería social no podía comprender que el ciclo de costos e ingresos marginales tiene un punto en el horizonte en el cual el ingreso se hace menor y los costos se hacen mayores, cae el rendimiento, la utilidad, una ley de la vida.

Esa vieja regla o ley económica, la de los rendimientos decrecientes -de la productividad marginal- lo explica en términos generales, y aplicable a la relación inherente y valida de un costo marginal creciente independiente de los saltos tecnológicos, y un ingreso marginal cayendo, con lo cual el espacio para que la renta del petróleo la diferencia de en términos de costos y gastos y que llamaremos renta por convención, va decreciendo, lo cual induce a que el negocio o pierde sus economías o su dueño, el Estado/Gobierno se desliga de sus ganancias y regalías, suerte de privilegios de la política.

Esto lo conocemos los economistas, unos más que otros dependiendo so su orientación es más a la contabilidad de costos o si por el contrario es el decrecimiento marginal el que define que la utilidad se vaya reduciendo. Y a eso hemos llegado al pervertir reglas económicas universales irrefutablemente ciertas y sustituidas por preceptos de ingeniería social, lo cual es tambien irrefutablemente cierto que es un camino para que al final el grado de depredación nos saque del mercado. Eso ha ocurrido.

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